Fenogenética

Regulación genética del desarrollo

La Fenogenética intenta encontrar la causa por la cual llega un organismo, que se inicia por una sola célula, a alcanzar su forma madura, en la que existe división de funciones entre muchas partes que, no obstante, actúan como un todo. El análisis causal de estos procesos constituye el problema central en el estudio del desarrollo. Durante la morfogénesis (adquisición gradual de la forma y función características del individuo) el fenotipo cambia radicalmente, no obstante todos estos cambios se verifiquen dentro de una sola línea celular, cuyos componentes se han originado por mitosis o división celular a partir de otras células precedentes. ¿Deben explicarse estos cambios por las variaciones en la constitución genética (genotipo) que sirven para explicar las diferencias fenotípicas entre individuos situados en el mismo ambiente?, o bien, ¿deben hacerse nuevas suposiciones sobre los genes y sobre sus efectos para explicar la regulación genética de los procesos del desarrollo? La Fenogenética tiene por objeto encontrar respuestas a estas cuestiones básicas. En la Genética clásica o formal, las diferencias génicas se detectan por sus efectos en los caracteres del fenotipo de los animales y plantas superiores, tal como estos caracteres se van manifestando durante el desarrollo. En la Genética del desarrollo, las diferencias observadas aparecen entre miembros de la misma línea celular y deben depender de la misma dotación de genes del huevo fecundado. La regulación génica del desarrollo debe ejercerse, ante todo, mediante los efectos de los genes sobre el crecimiento y el metabolismo. Ya que estos efectos deben aparecer primero en la célula, es preciso averiguar si los núcleos de las células descendientes retienen las facultades del núcleo único (el del huevo fecundado) del cual se han originado todas las demás células del organismo. Se ha pensado con frecuencia que, multiplicándose las células por mitosis, en la cual todos los genes se reduplican, todos los núcleos resultantes del primero deben ser equivalentes a él, y las modificaciones que se produzcan entre las células deben limitarse a las partes extranucleares de las mismas, esto es, a las estructuras citoplasmáticas. Sin embargo, se han obtenido pruebas de que existe una diferenciación nuclear mediante estudios experimentales y observaciones químicas. Breuer y Pavan han demostrado diferencias visibles en los cromosomas de diversos tejidos de un insecto y Sonneborn en Paramecium (protozoo ciliado). Puesto que estas diferencias se presentan entre núcleos que tienen un origen común por mitosis, no debe pensarse que se deban a mutaciones; más bien, la actividad génica depende del ambiente celular en que se produce. Es decir, en ambientes diferentes, la expresión de la misma constitugenética toma formas distintas. Sin embargo, los diferentes ambientes citoplasmáticos no producen cambios irreversibles en el núcleo. Por tanto, en estas cuestiones debemos dirigir nuestra atención hacia el sistema de reacción completo formado por el núcleo y el citoplasma, más bien que sobre uno de ellos solamente.

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