Todos los tejidos que forman los órganos de nuestro cuerpo tienen como elemento básico constitutivo uno o varios tipos de células. Los miles de millones de células de un organismo adulto tienen su origen en la fusión de las dos células germinales (óvulo y espermatozoide) que, tras la fecundación, constituyen el óvulo fecundado o cigoto, que es una célula que ha adquirido plena capacidad para alcanzar el desarrollo completo de un individuo. Por sucesivas divisiones y diferenciaciones van formando los distintos tejidos y órganos.
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